Las Catherinettes son las chicas solteras que celebran la fiesta de Santa Catarina el 25 de noviembre en Francia. La fiesta se realiza en honor a Santa Catarina de Alejandría, virgen, mártir y doctora de la Iglesia, patrona de las chicas solteras y, yo agregaría, sabias. La costumbre dicta que las jóvenes hagan votos ese día para encontrar marido. Sin embargo, a través de los años la tradición se ha desvanecido salvo en el mundo de la moda, donde los costureros y modistos dedican un cuidado especial a la elaboración de un sombrero o tocado.
Santa Catarina y San Nicolás eran considerados, respectivamente, los patrones de las chicas y los chicos solteros. Las cofradías de jovencitas que veneraban a la santa tenían el privilegio de cuidar y embellecer la imagen. Durante la ceremonia del 25 de noviembre la investían con un tocado (peinado con aplicación de sombrero o cualquier otro ornamento para la cabeza). Las chicas que se casaban debían abandonar la cofradía y dejar a otras solteras el cuidado de "vestir u ornar a la virgen". Así como en México decimos "se quedó a vestir santos", en Francia utilizan una expresión muy similar: « coiffer sainte Catherine ».
La sociedad se ha transformado al igual que el estatus de la mujer y la idea del matrimonio. A la par, la costumbre de las Catherinettes se ha ido perdiendo en general. Sin embargo, cada 25 de noviembre en París las Catherinettes y los Nicolas (solteros y solteras involucrados en el mundo de la confección y el diseño de moda) se reúnen en la Alcaldía. Celebran ese día con regalos que reciben de sus jefes, y van ataviados con un sombrero elaborado por sus compañeros de la casa de moda especialmente para la ocasión.
La sociedad se ha transformado al igual que el estatus de la mujer y la idea del matrimonio. A la par, la costumbre de las Catherinettes se ha ido perdiendo en general. Sin embargo, cada 25 de noviembre en París las Catherinettes y los Nicolas (solteros y solteras involucrados en el mundo de la confección y el diseño de moda) se reúnen en la Alcaldía. Celebran ese día con regalos que reciben de sus jefes, y van ataviados con un sombrero elaborado por sus compañeros de la casa de moda especialmente para la ocasión.
HACER UN VOTO
Hacer un voto es una costumbre tan antigua como el concepto de lo divino. La sola idea de creer en lo sagrado, atribuirle un poder de trascendencia y solicitarle su intercesión para que algo ocurra, es hacer un voto. Cuando esta petición se vuelve pública y tangible, se transforma en un EX VOTO. La historia de la humanidad nos regala ex votos tan hermosos como los "milagritos de alpaca", cuyo origen se ha rastreado hasta las primeras culturas del Mediterráneo. Las pinturas en tabla o metal que vemos en los muros de los templos en México, mejor conocidas como Ex Votos, tienen forma rectangular. Sin embargo, para mi, son expresiones redondas -completas en sí mismas- en varios planos, el metalingüístico y el metafísico, cuestión que merecería otro post.
Así, me atrevo a decir que el tocado o sombrero de una Catherinette es un Ex Voto. Además de ser un objeto bello, cualidad indisociable de todo objeto-petición, confiere a la portadora una actitud de sujeto-ofrenda, porque un sombrero no tiene sentido sin la cabeza que lo lleva. Me gusta pensar que el 25 de noviembre una Catherinette y su sombrero no funcionan de manera autónoma: se transforman en un hermoso organismo verde-amarello, un ex voto curvilíneo y propiciatorio de compromisos.
¿Compromisos con un hombre? ¿Con una mujer? Tal vez. Nuestro tiempo es el de los discursos a fuego cruzado. Por una parte el matrimonio, como los presidentes - y disculpen la burda comparación- se vuelve cada día más impopular. Y por otro lado, aumenta la presión social de tener pareja a costa de lo que sea, como si no tenerla fuera una enfermedad parecida a la tuberculosis. En medio están Catherinette y Nicolas con su sombrero y sin saber hacia dónde correr. Mientras ven pasar el fuego cruzado de los discursos hay algo que permanece silencioso, vivo y de apariencia constante como un estanque: la tradición, palabra que significa traer diciendo o traer haciendo. Las tradiciones son actos sociales de eficacia incuestionable: reúnen lo disperso, resignifican el presente, refrescan el pasado, replantean la visión del futuro... No importa de dónde provenga la tradición si funciona para devolvernos una idea más viva y esperanzadora del mundo. El amor aprendido, aunque no lo parezca, también podría ser una tradición.
Hacer un voto es una costumbre tan antigua como el concepto de lo divino. La sola idea de creer en lo sagrado, atribuirle un poder de trascendencia y solicitarle su intercesión para que algo ocurra, es hacer un voto. Cuando esta petición se vuelve pública y tangible, se transforma en un EX VOTO. La historia de la humanidad nos regala ex votos tan hermosos como los "milagritos de alpaca", cuyo origen se ha rastreado hasta las primeras culturas del Mediterráneo. Las pinturas en tabla o metal que vemos en los muros de los templos en México, mejor conocidas como Ex Votos, tienen forma rectangular. Sin embargo, para mi, son expresiones redondas -completas en sí mismas- en varios planos, el metalingüístico y el metafísico, cuestión que merecería otro post.
Así, me atrevo a decir que el tocado o sombrero de una Catherinette es un Ex Voto. Además de ser un objeto bello, cualidad indisociable de todo objeto-petición, confiere a la portadora una actitud de sujeto-ofrenda, porque un sombrero no tiene sentido sin la cabeza que lo lleva. Me gusta pensar que el 25 de noviembre una Catherinette y su sombrero no funcionan de manera autónoma: se transforman en un hermoso organismo verde-amarello, un ex voto curvilíneo y propiciatorio de compromisos.
¿Compromisos con un hombre? ¿Con una mujer? Tal vez. Nuestro tiempo es el de los discursos a fuego cruzado. Por una parte el matrimonio, como los presidentes - y disculpen la burda comparación- se vuelve cada día más impopular. Y por otro lado, aumenta la presión social de tener pareja a costa de lo que sea, como si no tenerla fuera una enfermedad parecida a la tuberculosis. En medio están Catherinette y Nicolas con su sombrero y sin saber hacia dónde correr. Mientras ven pasar el fuego cruzado de los discursos hay algo que permanece silencioso, vivo y de apariencia constante como un estanque: la tradición, palabra que significa traer diciendo o traer haciendo. Las tradiciones son actos sociales de eficacia incuestionable: reúnen lo disperso, resignifican el presente, refrescan el pasado, replantean la visión del futuro... No importa de dónde provenga la tradición si funciona para devolvernos una idea más viva y esperanzadora del mundo. El amor aprendido, aunque no lo parezca, también podría ser una tradición.
¿MATRIMONIO? ¿COMPROMISO? ¿PAREJA? ¿SOLTERÍA?
Me parece que nuestra generación de Catherinettes y Nicolases la tiene tan difícil y tan fácil como cualquier otra generación. La diferencia es que nosotras podemos hacer de esto un ritual histórico. Y hablo de la historia de cada una, la que tiene hambre, la que va al cine, la que trabaja, la que escribe y sueña y llora, la historia personal. Los rituales marcan el fin y el inicio de un ciclo. Cada una sabrá qué periodo está terminando, enterrará a sus muertos -o no- y sembrará de nuevo su solar o esperará días más propicios.
Lo verdaderamente histórico es que podamos hacer comunidad, que nos reunamos para fabricar nuestro sombrero ex voto y lo carguemos de un significado íntimo. Con él podemos decir "soy esto", "pido esto a la vida", "así es la belleza", "tengo ganas de esto" "no me parece lo otro", etc. Los abuelos, los padres, incluso nosotras mismas repitiendo los esquemas aprendidos, hemos respondido a las preguntas que otros se hicieron acerca de su existencia, no de la nuestra. Tal vez algunas preguntas sean las mismas pero se plantean desde otro lugar.
Lo verdaderamente histórico es que podamos hacer comunidad, que nos reunamos para fabricar nuestro sombrero ex voto y lo carguemos de un significado íntimo. Con él podemos decir "soy esto", "pido esto a la vida", "así es la belleza", "tengo ganas de esto" "no me parece lo otro", etc. Los abuelos, los padres, incluso nosotras mismas repitiendo los esquemas aprendidos, hemos respondido a las preguntas que otros se hicieron acerca de su existencia, no de la nuestra. Tal vez algunas preguntas sean las mismas pero se plantean desde otro lugar.
¿Qué le pides a tu dios-idea en el día de las Catherinettes?
UN POCO DE INSPIRACIÓN