miércoles, 20 de agosto de 2008

Invierno

Con imperdibles prendo mi vida
en el lienzo sedoso del tiempo
El mismo en que mi abuela hilvanó pañuelos
El mismo en que mi madre cumplió su deseo
Mi padre dijo
¿Qué regalo quieres esperando a la niña?
¿Un anillo, un brillante?
Ella pidió una máquina de coser
y fraguó vestidos para el mar y las muñecas
Nací mientras Bóreas soplaba su helado aliento
mellizas de tristeza, la nieve y yo
un ovillo en mi canasta de labor
Pero el invierno siempre trenza hacia adentro
su cálida, arcana esperanza
Y entonces aparecieron mis hermanas
de ellas aprendo
las zurdas formas del cariño
cómo cortar el terciopelo
Y con el hilo transparente de las arañas del jardín
bordaré nuestros nombres en el encaje de la noche
serán espejo dulce de las luces citadinas
colgarán nuestras palabras como cuentas
como lágrimas felices
Porque después de todo
no hay muerte en el invierno
sólo un leve sueño secreto que sirve de abono
a las flores del cerezo henchidas de sangre
colmadas de vida

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